Andan las aguas revueltas y no se cumple el refrán " A río revuelto ganancia de pescadores". El resultado de las elecciones se anticipaba lo que ha sido, y casi todo el mundo decía que era lo mejor que le podía ocurrir al país. Fin del bipartidismo, los acuerdos serán mucho más firmes, el dialogo volverá a triunfar.....parece ser que no va a ser así, y a los cuatro partidos mayoritarios, enseguida se les ha olvidado que el Estado está por encima del partido.
Y digo que no se cumple el refrán, porque con esta situación perdemos todos. Pero no era mi intención hablar de política sino de los hijos. Y es que en el seno familiar se forman esos sentimientos que más tarde producirán situaciones como la que he mencionado en el párrafo anterior.
Y como alguien dijo: "Los hijos no son nuestros hijos sino los hijos de la vida". Frase que es la esencia de mi vida, porque yo he tratado de que los míos aprendan a volar libremente y que sepan volar solos. Estos días y dentro de las aguas revueltas, veo que madres justifican un mal comportamiento de sus hijos basándose en el cariño y en el amor. Yo sigo defendiendo que por supuesto a los hijos hay que quererlos por igual, pero que no se pueden esconder y camuflar los malos comportamientos. Una de las misiones de cualquier Padre y Madre debe ser corregir los comportamientos erróneos de nuestros hijos, porque si no, no aprenderán a volar o aprenderán a volar mal.
Dentro de esa dos posibilidades, la que nunca es aceptable es que no les enseñes a volar. La otra siempre les permitirá rectificar si son inteligentes y humanos porque todos tropezamos y lo importante es levantarse después de cada tropiezo. El tiempo me ha enseñado que la frase que aprendí de pequeño "No se puede pactar con las dificultades, o nos vencen o las vencemos" es una de las razones que hace a las personas ser felices o amargadas. Si las dificultades, nuestros hijos comprenden que hay que vencerlas, estarán continuamente ilusionados, combativos, creativos e imaginativos. Por contra, si les vencen las dificultades estarán frustados, tristes y a la defensiva, generando personas amargadas que son las que producen dinámicas negativas de retoceso y depresión. Ah, y también he comprobado en mi vida que todo se contagia, incluso la amargura.