viernes, 8 de abril de 2016

TOLERANCIA

Voy a escribir con la percepción que los demás tienen de mi y por tanto hacer un ejercicio de humildad. Aceptar las apreciaciones que me hacen y sobre todo pensar que la mayoría de las veces los que te rodean tiene razón. Aunque interiormente pienses que están equivocados, no lo están.
Los que te quieren, normalmente si te corrigen, lo hacen por tu bien, y ellos te juzgan por tus hechos, por nada más. En cambio, uno trata de justificar los comportamientos, por lo que siente; pero no nos debemos olvidar, que lo que uno siente, se deriva de una educación, de un estado de salud, de un estado de ánimo, y de un estado de aprendizaje. Esto, el que te da el consejo o la recomendación, no lo sabe, y si lo sabe, es sólo parcialmente. Por tanto, mi percepción, aunque sea mucho mas completa, nunca será objetiva, porque estará condicionada por alguno de los estados mencionados anteriormente; sin embargo. la postura o el criterio que me indican los de fuera, será mucho mas objetivo porque estará fundamentado sólo en los hechos y en las acciones. Cuando estaba en mi trabajo y tenía que explicar lo que era la gestión de frecuencias, así como que la actitud del que reparte no podía ser la misma que la del que recibe, siempre ponía el mismo ejemplo: Imagina que tienes un paquete de tabaco con veinte cigarros. Al que te pide el primer cigarrillo, no te importa dárselo y se lo das con muy buena gana. Si nos siguen pidiendo cigarrillos, nos vamos enfadando a medida que nos piden porque vemos que se acaban y empezamos a ver caraduras donde antes veíamos personas ambles a las que les hacíamos un favor. Y, !ay! de aquel que pida el cigarrillo numero veinte, porque primero no se lo vas a dar y segundo se va a llevar la reprimenda que no se ha llevado ninguno de los anteriores. El que ha pedido el cigarro numero veinte pensará por el hecho de que no le des un cigarrillo, que eres un tacaño y un agarrado. Ese es el hecho objetivo, porque el no tiene porque conocer los diecinueve estados anteriores. Por tanto, y esta creo que debe ser la conclusión, aceptemos que cuando nos juzgan, lo hacen por el acto en si mismo y no por la intención que nosotros queramos dar al mismo, y esto nos hará, ser mas tolerantes siempre.