No se porqué pero la muerte de algunas personas famosas a las que nunca has conocido y que te has identificado con ellas, te produce mas dolor que la muerte de familiares, que tu relación con ellas, no ha pasado de la superficialidad. Esto te pasa desde pequeño y ahora que ya soy mayor, todavía se acentúa más. Podría mencionar como primera y que aún me sigue doliendo la de Fofó el payaso. Atrás también quedan las del futbolista Tonono, Gary Cooper, Jhon Wayne, la Madre Teresa, mi gran Judá Ben-Hur, al que sigo viendo todos los años y por lo que escribo hoy, el jugador de rugby Jonah Lomu. Mi homenaje a un joven de cuarenta años que era pura vitalidad y fuerza, y que hizo que a partir de él nos gustara mucho más el rugby.
Los humanos no estamos preparados para las muertes de los seres queridos, y puedo asegurar que yo que perdí mi padre a los 14 años, y que me produjo el mayor vacío que he tenido hasta el día de hoy, he sido incapaz de llenar esos vacíos que producen sus muertes.
Como contrapunto y siempre buscando el lado positivo de las cosas, os diré que como soy creyente, se que cada día que pasa estoy más cerca de ellos. No sólo por el tiempo que me quede a mi, sino porque cada uno de ellos, como en los discos duros de los ordenadores, ocupa un lugar en el corazón que nadie puede ocupar.
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